Supernova


Pese a que las previsiones, anunciaban una noche nublada en Granada, al empezar a oscurecer estaba despejado y parecía que duraría hasta el día siguiente, así que monté el equipo rápidamente y tras realizar una calibración, con lo que esperaba solucionar los problemas que venía teniendo, busqué la galaxia M 60, porque muy cerca de ella, había aparecido un par de días atrás una supernova y tenía interés por captarla.

Los 55 millones de años luz a los que se encuentra dicha galaxia y su compañera NGC 4647 y mi equipo de corta focal no permiten una vista espectacular de este evento astronómico que, posiblemente, sea mucho más frecuente de lo que pueda parecer, pero en su mayor parte pasan desapercibidos.

Aun así, comparando con fotos de la misma región del cielo, se puede ver perfectamente, que hay una estrella nueva donde antes no la había o no era tan brillante.

Un poco de información de la wikipedia:

Una supernova (del latín nova, «nueva») es una explosión estelar que puede manifestarse de forma muy notable en el espacio, incluso a simple vista, en lugares de la esfera celeste donde antes no se había detectado nada en particular. Por esta razón, a eventos de esta naturaleza se los llamó inicialmente stellae novae («estrellas nuevas») o simplemente novae. Con el tiempo se hizo la distinción entre fenómenos aparentemente similares, pero de luminosidad intrínseca muy diferente; los menos luminosos continuaron llamándose novae (novas), en tanto que el término supernova fue acuñado por Walter Baade y Fritz Zwicky en 1931 para denominar a los más luminosos agregándoles el prefijo «super-».


Este evento astronómico ocurre durante las últimas etapas evolutivas de una estrella masiva o cuando una enana blanca se desencadena en una fusión nuclear descontrolada. El objeto original, llamado progenitor, se colapsa en una estrella de neutrones o un agujero negro, o se destruye por completo.


El término más arcaico fue utilizado desde la antigüedad para indicar la explosión de una estrella supergigante roja en sus capas externas, las cuales producen una luminosidad que puede aumentar 100 000 veces su brillo original. Esta luminosidad dura unos pocos días y, en ocasiones, puede ser observada a simple vista desde la Tierra. Al ver un nuevo resplandor en el cielo, los seres humanos creían que había aparecido una nueva estrella. Al año siguiente de la muerte de Fritz Zwicky, en agosto de 1975, apareció una nova que pudo ser observada a simple vista desde la Tierra, durante algunos días. Esta nova surgió de la explosión de una gigante roja.1​


Las supernovas producen destellos de luz intensísimos que pueden durar desde varias semanas a varios meses. Se caracterizan por un rápido aumento de la intensidad luminosa hasta alcanzar una magnitud absoluta mayor que el resto de la galaxia. Posteriormente, su brillo decrece de forma más o menos suave hasta desaparecer completamente.


Se han propuesto varios escenarios para su origen. Pueden ser estrellas masivas que ya no pueden desarrollar reacciones termonucleares en su núcleo, y que son incapaces de sostenerse por la presión de degeneración de los electrones, lo que las lleva a contraerse repentinamente (colapsar) y generar, en el proceso, una fuerte emisión de energía. Otro proceso más violento aún, capaz de generar destellos incluso mucho más intensos, puede suceder cuando una enana blanca, miembro de un sistema binario cerrado, recibe suficiente masa de su compañera como para superar el límite de Chandrasekhar y proceder a la fusión instantánea de todo su núcleo: esto dispara una explosión termonuclear que expulsa casi todo, si no todo, el material que la formaba.


La explosión de supernova provoca la expulsión de las capas externas de la estrella por medio de poderosas ondas de choque, enriqueciendo el espacio que la rodea con elementos pesados. Los restos eventualmente componen nubes de polvo y gas. Cuando el frente de onda de la explosión alcanza otras nubes de gas y polvo cercanas, las comprime y puede desencadenar la formación de nuevas nebulosas solares que originan, después de cierto tiempo, nuevos sistemas estelares (quizá con planetas, al estar las nebulosas enriquecidas con los elementos procedentes de la explosión).


Estos residuos estelares en expansión se denominan remanentes y pueden tener o no un objeto compacto en su interior. Dicho remanente terminará por diluirse en el medio interestelar al cabo de millones de años. Un ejemplo es RCW 86.


Las supernovas pueden liberar varias veces, 1044 J de energía. Esto ha resultado en la adopción del foe (1044 J) como unidad estándar de energía en el estudio de supernovas.


El 20 de septiembre de 2016, un astrónomo aficionado llamado Víctor Buso, se convirtió en la primera persona en la historia en fotografiar el nacimiento de una supernova a 86 millones de años luz, en la galaxia espiral NGC 613, al explotar la estrella bautizada SN 2016gkg. 2

De bricolaje




Parece ser, a tenor de los muchos tutoriales que uno encuentra en la red, que todo aficionado a la astronomía en sus varias modalidades, ha de ser un manitas para implementar pequeños o grandes artilugios a su equipo.
Yo no pretendo ser menos, aunque mis conocimientos en algunos campos (electrónica y similares) es más que nulo.
Dada la localización en la que más veces y por más tiempo monto el equipo es en la terraza de casa, sufro sin solución de una gran contaminación lumínica en general- índice 7 en la escala Bortle- además de muchas farolas que si coinciden con la boca del tubo, es mejor abandonar.
Por ello, es conveniente colocarle otro prolongador al parasol original del telescopio,
además, estará más protegido de la humedad en la lente.
Hasta ahora, me venía apañando con una especie de mantelillo de goma eva comprado en el chino y una banda elástica con velcro para asegurarlo, pero resultaba muy endeble y engorroso, pues perdía la circularidad con mucha frecuencia.
Así que hoy me he puesto manos a la obra y me he fabricado uno con lo que tenía a mano, que puedo mejorar si encuentro algo lo suficientemente flexible y rígido a la vez para sustituir las dos láminas de cartón negro de esas que se emplean en las encuadernaciones caseras con muelle tipo cuaderno.
Primero un aro con diámetro interior suficiente para que pase por la boca del parasol original, yo lo he hecho con un trozo de contrachapado de 18 mm hidrófugo que tenía por el trastero.
Por el interior le he acoplado unas tuercas después de hacerles el alojamiento correspondiente y que he pegado con un adhesivo de dos componentes.
A los tornillos, les he pegado en el extremo un poco de fieltro para que no marquen el tubo, aunque creo que eso tendré que mejorarlo de alguna manera que de más garantía de durabilidad




Luego de pintar el interior con pintura negra mate en spray para evitar que las grapas produzcan algún brillo, he grapado el tubo de cartón al aro de contrachapado y listo


Continuará

Cuando parece que todo va bien


Recientemente, aprovechando que tenía que pasar una ITV a hora temprana en Alcalá la Real y que la noche anterior prometía estar despejado y que Puerto Lope queda cerca y de paso, me anime a irme hacia allí y montar el equipo para otra noche de fotografía en un cielo mucho más apropiado que la terraza de casa.
Pensado y hecho. La noche fue productiva, con muy poca luna y ya muy adelantada al oscurecer me permitió tres series a diferentes objetos, uno de ellos esta NGC 4631 que encabeza esta entrada.
De vuelta a casa y mientras la luna no subiera mucho, volví a montar el equipo en la terraza, pero...
Aparentemente, lo monté como siempre, en su lugar habitual, etc. pero esa noche no conseguí hacer nada, porque todas las fotos salían movidas, como si el programa de guiado no pudiera cumplir con su cometido.
El caso es que después de varios intentos y como el tiempo estaba empezando a empeorar y a nublarse, lo tuve que dejar.
La noche siguiente, prometía una ventana de cielo despejado por unas horas, pero ni fueron tantas ni pude solucionar el problema, entre otras cosas porque no comprendía que estaba pasando. Luego varios días de lluvia que me obligaron a recoger el equipo y, finalmente, ayer, pude montarlo otra vez, aunque a sabiendas de que solo tendría un rato antes de que se volviera a nublar, afortunadamente sin amenaza de lluvia.
Así que en esta ocasión, me esmeré mucho en el estacionamiento, porque se me ocurrió que, quizás, no había estado fino en ello los días atrás y el exceso de error de alineación estaba forzando demasiado la capacidad de corrección del sistema de control.
Fue solo una serie corta, de diez fotos a trescientos segundos por cada una antes de que se nublara, pero fueron suficientes para ver que se había solucionado el problema.
Esta del cúmulo globular M 3 es la prueba de ello.


Suspiro de alivio y a esperar mejores cielos y menos o ninguna luna.



Continuará.

La maldición de Orión


Y no, no es que yo conozca algo al respecto de una maldición referente a esta espectacular nebulosa.

Pero, para quien está comenzando, resulta tan grande, brillante y colorida que es muy difícil sustraerse a su influjo y casi sin darnos cuenta, se nos van yendo una noche tras otra intentando conseguir la foto perfecta, porque al irte en busca de casi cualquier otro objeto, todo se ve pequeño y apagado, excepto algunas nebulosas brillantes y también grandes.
Algunas, incluso demasiado grandes para meterlas enteras en el sensor de la cámara, lo que obliga a realizar mosaicos, que, a su vez, multiplican los tiempos que hay que dedicarles para capturarlas en todo su esplendor.
Orión nunca defrauda, aunque he de confesar, que nunca he conseguido replicar los colores de una vez a otra en los muchos intentos hechos sobre ella.
Este que os muestro, es el último de ellos, el ocho de enero de este año 2022.
Son ciento veinte fotos a treinta segundos de exposición, a los que hay que añadir las muchas tomas de calibración.
Para quienes se asomen por aquí sin conocer nada del cielo, una pequeña explicación sobre lo que ve:
A la izquierda, sobre esa estrella con espicas, un grupo de estrellas forman lo que se conoce como cúmulo abierto El Carro del Carbón.
A continuación, vemos una figura con aspecto algo antropomórfico, se trata de la nebulosa Hombre corriendo y a la izquierda de lo que podríamos considerar su cabeza cubierta con capirote, una brillante nebulosa en azul, la nebulosa Monedero de Sirena.
Tras rebasar una zona oscura, vemos una nebulosa con aspecto de cabeza de pájaro algo deforme, la Nebulosa de Mairans y pegada a ella, la Gran nebulosa de Orión.
Finalizando ya por el lado derecho, vemos emitiendo en azul, La Joya Perdida de Orión.
Continuará

 

Normalizando el proceso

Dicen mis amigos de Espacio Celeste que he superado las expectativas de aprendizaje, que lo he hecho con mucha rapidez, que conocen a gente que, con mucho más tiempo, siguen torpeando más que yo.

Y me dice mi Luisa, astrofísica ella, que no me agobie tanto, que el universo lleva ahí muchos miles de millones de años y que continuará estando por muchos más.

Pero el caso es que comparativamente, y teniendo en cuenta lo tarde que he llegado a esto, a un servidor apenas le queda una milmillonésima fracción de segundo para hacerme con la técnica y obtener resultados decentes.

De ahí mi empeño, casi obsesión por aprender y normalizar dicho proceso, para que las cosas rueden como tienen que rodar.

Y lo voy consiguiendo si, pero no solo gracias a dicho empeño. La tecnología ayuda mucho, si no hubiera contado con los adelantos puestos al alcance (con matices, esto último, que es todo muy caro) de los aficionados, tendría que seguir el proceso tradicional, buscar objetos a mano, para lo que mi conocimiento del cielo apenas me permitiría localizar unos pocos.

Y no hablemos del seguimiento y la fotografía hecha a la antigua usanza. Aquellos sí que eran auténticos genios.

Hoy podemos automatizarlo todo, como ya comente en alguna entrada anterior, desde buscar los objetos de interés de modo automático gracias a los ordenadores y programas a ello dedicados, hasta enfocar, guiar, etc.

No creo que lo hubiera conseguido, no en tan poco tiempo.

Así que si, que en ese sentido, he conseguido cierto grado de normalidad, que me permite estacionar el equipo con rapidez y garantía, pero por contra, mi pelea con la edición de las fotos sigue un proceso mucho más lento y laborioso. La curva de aprendizaje es mucho más lenta y compleja.

Así, no os dejéis engañar por las fotos, porque, aun estando satisfecho de lo que voy logrando, aún estoy lejos de los resultados de los buenos aficionados con más conocimientos que yo.

Para hoy, os dejo esta nebulosa Cabeza de Bruja. Podéis decirme si la veis o no.


IC 2118, también conocida como nebulosa Cabeza de Bruja o NGC 1909, es una muy tenue nebulosa de reflexión. Se cree que es un antiguo remanente de supernova o una nube de gas iluminado por la cercana supergigante azul Rigel. Wikipedia

Distancia a la Tierra: 1.000 años luz

Magnitud: 13

Coordenadas: Ascensión recta 5h 2m 0s | Declinación -7° 54′ 0″

Magnitud Aparente (V): 13

Constelación: Eridanus

Distancia: 1000 al

Tamaño aparente (V): 3×1 grados


 

Escapando de mi zona de confort

Pues no es que me sintiera preparado para ello, pero en algún momento había que dar el paso.

Decidimos pasar un fin de semana en el altiplano granadino, en Gorafe, donde la oscuridad del cielo, está en tres, dentro de la escala Bortle, lo que comparado con el cielo de Granada desde la terraza que está en siete, me hacía pensar que finalmente, además de tener la estrella polar a la vista, para poder alinear el telescopio con precisión, iba a obtener mejores resultados.

El viernes, según llegamos y nos instalamos en las cuevas El Torriblanco (Un sitio muy recomendable por cierto) instalé rápidamente el equipo, en el altiplano y sobre la casa cueva en la que nos alojábamos.

El proceso fue el siguiente: Montar trípode, bien nivelado y orientado hacia el norte con la mayor precisión de que fui capaz con mi brújula y sobre él la montura. Luego el tubo, el buscador y el tubo guía.

Ya todo montado, incluidas las pesas que equilibrarán todo el conjunto para que los motores de la montura trabajen de forma holgada, empecé el proceso de alineación de los tres tubos, para lo que tome como referencia el extremo superior de un poste de tendido eléctrico al otro lado del valle del río Gor.

Una vez conseguido que los tres tubos estuvieran apuntando al extremo de la antena, solo me quedaba esperar que anocheciera.

Y lo hizo, y ahí empezaron mis problemas y sufrimientos.

Acostumbrado al cielo de granada capital, con su abundante contaminación lumínica, donde únicamente las estrellas más brillantes destacan lo suficiente como para verlas, allí el cielo era abrumador, tanto que me sentía incapaz de diferenciar las estrellas. Y lo mismo me ocurrió con la polar, al mirar por el introscopio, no era capaz de reconocerla entre las que aparecían en el campo del introscopio.

Me decidí por la que supuse que podía ser, pero fue evidente que fallé, pues nada de lo que buscaba quedaba dentro del campo del ocular y ni siquiera cerca.

Así que vuelta a recomenzar el proceso, algo que tuve que repetir varias veces, hasta que finalmente logro colocarla en su posición en el introscopio y a partir de ahí comenzar el proceso de fotografiar la galaxia Bode. Hasta que la luna estuvo muy alta en el cielo (y muy grade en aquellas noches)haciendo que pareciera casi de día, lo que haría disminuir la calidad del resultado.

Hubiera sido mejor ir en fechas de luna nueva, pero... no siempre es posible hacer las cosas cuando uno quiere y hay que conformarse con hacerlas cuando se puede.

La noche siguiente, anduve más avispado y comencé a buscar la polar cuando aún no había anochecido, pero ya se empezaban a ver algunas de las estrellas más brillantes. Fue un acierto hacerlo así, porque pude encontrarla con rapidez y aprovechar mucho mejor la noche.

Para esta ocasión, NGC 2174, también conocida como Nebulosa Cabeza de Mono, es una nebulosa de región H II​ situada en la constelación de Orión. Siendo próxima a él, se asocia con el cúmulo abierto Cr 84. La distancia a la Tierra se ha estimado en el equivalente aproximado a 6.400 años luz.
Otras designaciones: NGC 2174, Sh2-252/NGC ...
Distancia: 6 400 al
Ascensión recta: 06 h 09.7 m​    

Nebulosa Dumbbel  Otro de los objetivos de la noche fué la nebulosa Planetaria Dumbbel, que en el TS 250/1000 luce con tamaño aceptable y ne...