Percances de todo tipo

 

Ya he contado de mis apuros con alguna de las técnicas a emplear para obtener buenos resultados con un telescopio, pero la lista de problemas que yo he sufrido no ha sido pequeña.

Y no solo se trataba del alineado a la polar, o que de repente la montura decidiera como si tuviera vida propia, que dejaba de funcionar repentinamente y sin un motivo que yo pudiera llegar a comprender.

Así que os podéis suponer cuál fue el siguiente paso, meterla en el coche y a Loja, para que mis amigos Muñoz le echaran un vistazo y trataran de llegar a una solución.

Más de una y más de dos veces tuve que solicitar su ayuda y una vez fue que necesitaba actualización, y con ello se solucionó, otra que los cables no eran los adecuados y tuve que hacerme con otros de más calidad y garantía para que todo volviera a funcionar con normalidad.

En un momento dado, antes de vacaciones, decidí dejarles la montura para que la revisaran en profundidad y le hicieran un mantenimiento apropiado, entre otras cosas, engrasarla y ajustar las holguras a su mínima expresión para corregir en la medida posible el backlash para un guiado más fino.

Al volver de vacaciones, me pasé por ella y en cuanto el cielo lo permitió, volví a montar el equipo en la terraza.

Y volvieron los problemas.

Nada parecía ir bien, el tubo no respondía como se esperaba, no consiguiendo una buena localización de los objetos elegidos, parándose a medio recorrido y luego volviendo a marchar, pero quedándose luego lejos del objeto … Una tremenda frustración.

Nuevas llamadas y vuelta con la montura a Loja.

La cara de bobo que se me quedó todavía me pesa, porque incluso algún video les había mandado para que vieran las cosas raras que hacía al funcionar, pero fue montarla allí y conectarla a su ordenador para probar
insitu lo que estaba pasando y ¡¡¡horror!!!, iba perfecta.

Vuelta a casa con ella, con la recomendación de que comprobara nuevamente los cables, que mirara de volverla a actualizar, etc.

Nada, seguía igual, ya nos estábamos planteando enviarla al servicio técnico de la marca, cuando sin saber muy bien por qué, me acordé de que esta montura lleva unos encoder que en un momento dado, te permiten soltar los ejes y mover la montura a mano sin que esta pierda la alineación. Pero también había leído tiempo atrás, que era recomendable no tenerlos activados, porque daban problemas, aunque yo no sabía que tipo de problemas.

En algún momento, sin que me percatara de ello, los activé y efectivamente, daban problemas, y muchos. La solución, como seguro habéis adivinado, fue desactivarlos y el problema quedó resuelto.

Nueva llamada para entre avergonzado y eufórico, contarles la buena noticia y disculparme por las molestias y a funcionar de nuevo.

Continuará.

De la Wikipedia:


Características[editar]

El cúmulo y la nebulosa se encuentran a una distancia de unos 5200 años luz de la Tierra (aunque los cálculos de la distancia varían considerablemente, hasta llegar a 4900 años luz)1​ y medir unos 130 años luz de diámetro. La radiación de las estrellas jóvenes excitan los átomos de la nebulosa, haciendo que emitan radiación que hace brillar a la nebulosa. La masa de la nebulosa se estima en unas 10 000 masas solares.

Se cree que el viento estelar de un grupo de estrellas O y B está ejerciendo presión sobre la nube, causando su compresión, y generando la formación de estrellas en la nebulosa. Esta formación estelar está aún en curso.

Una imagen de la nebulosa tomada por el Observatorio de rayos X Chandra en 2001, ha permitido observar la zona de las estrellas jóvenes y calientes que están en el centro de la nebulosa Roseta. Las estrellas han calentado el gas que las rodea a una temperatura del orden de 6 millones de kelvin, haciendo que emitan grandes cantidades de rayos-X.
Observando la nebulosa Roseta[editar]



El cúmulo de estrellas es visible con binoculares y puede apreciarse muy bien con un telescopio pequeño. La nebulosa en cambio es más difícil de detectar visualmente, y requiere de un telescopio con un bajo aumento. Es necesario un cielo oscuro, sin polución luminosa, para la observación. El color rojo no se detecta visualmente, aunque sí en las imágenes fotográficas. Este típico color rojo de las nebulosas es producido por la emisión de los átomos de hidrógeno a través del fenómeno conocido como fluorescencia.

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