Zona de confort




Disponer de una terraza amplia y bastante bien orientada salvo porque no puedo ver el norte por quedar oculto tras el propio edificio, es muy cómodo y me ha permitido muchas noches de observación primero y de fotografía después.
Pero el peaje a pagar no es pequeño, porque a la contaminación lumínica general que nos da un índice bortle 7, hay que añadir las farolas de la calle, las de la propia finca y las de un centro comercial cercano, por no hablar de las del estadio de futbol, que si bien está un poco alejado, cuando encienden sus baterías de focos, la mitad de ellos parecen estar dedicados a iluminar mi equipo, aun así, creo que tengo mucha suerte de disponer de ella, porque he podido practicar mucho y muy continuo, lo que me ha permitido ir interiorizando los procesos.
Muchas noches dedicadas a visual las he pasado bajo una manta de viaje oscura con objeto de aislarme en lo posible de las luces directas para que mi pupila permaneciera dilatada y así, mejorar mi capacidad de ver objetos tenues.
El fantasma de la terraza se me podría llamar je
La verdad es que me llevé alguna sorpresa cuando enfoqué algunos objetos tan pequeños que no pensé que llegara a verlos, como esta nebulosa planetaria de la constelación Lyra.
La recorté he interpolé para que se viera, siquiera con mala calidad, porque el al tamaño que se ve en la foto original es minúsculo.
Continuará

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